lunes, septiembre 24, 2007

Todo sobre mi madre...

Mi escena favorita de esta película....

El escenario está vacío. Las cortinas rojas, bajadas hasta el suelo. El público llena la mitad de la sala. La Agrado sale y se coloca dentro del escenario. Toda la compañía la observa entre cajas con expectación. Mario es el más interesado.
Suspense en ambas zonas. Algún murmullo de extrañeza entre el público. Un gran cañón atrapa a La Agrado en su círculo blanco, acorralada contra el pabellón rojo oscuro de las cortinas. La mirada de los espectadores se concentra en la figura y eso le provoca una sensación mareante, embriagadora.

Saluda al público, discreta, y convencional, o eso pretende.

AGRADO: Por causas ajenas a su voluntad, dos de las actrices que diariamente triunfan sobre este escenario hoy no pueden estar aquí, ¡pobrecillas! Así que se suspende la función. A los que quieran se les devolverá el dinero de la entrada. Pero a los que no tengan nada mejor que hacer y pa una vez que venís al teatro, es una pena que os vayáis. Si os quedáis, yo prometo entreteneros contando la historia de mi vida.

Los actores intercambian miradas. Aquello no estaba previsto. Diez o doce personas se levantan en dirección a la puerta de salida...

AGRADO (les despide): Adiós, lo siento... (Al público que permanece en la sala) Si les aburro hagan como que roncan . Así (Imita el sonido de un ronquido, un poco exagerado). Yo me cosco enseguida... Y para nada herís mi sensibilidad. De verdad...

El público empieza a divertirse. Agrado se crece y se lanza.

AGRADO: Me llaman La Agrado porque toda mi vida solo he pretendido hacerle la vida agradable a los demás. Además de agradable, soy muy auténtica. Miren que cuerpo. ¡Todo hecho a medida!

Se palpa las zonas de su anatomía más afectadas por la cirugía. En especial las superiores, las que tiene más a mano. Adopta una postura ejemplar, y específica:

AGRADO: Rasgado de ojos, ochenta mil. Nariz, doscientas, tiradas a la basura porque un año después me la pusieron así de otro palizón. Ya sé que me da mucha personalidad, pero si llego a saberlo no me la toco. Tetas, dos, porque no soy ningún monstruo. Setenta cada una, pero estas las tengo ya superamortizadas. Silicona en labio, frente, pómulos, caderas y culo. El litro cuesta unas cien mil, así que echar las cuentas porque yo... ya las he perdido. Limadura de mandíbula, setenta y cinco mil. Depilación definitiva con láser, porque la mujer también viene del mono, tanto o más que el hombre, sesenta mil por sesión. Depende de lo barbuda que una sea, lo normal es de dos a cuatro sesiones, pero si eres folclórica necesitas más, claro...

El público se divierte de lo lindo.

AGRADO: Bueno, lo que les estaba diciendo, ¡que cuesta mucho ser auténtica, señora! Y en estas cosas no hay que ser rácana. Porque una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de si misma...

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